sábado, 2 de febrero de 2008

"Conclusiones finales: Curso de Historia Económica de la Edad Moderna"

Antes de comenzar, quiero definir primero cuáles han sido mis objetivos al comienzo de esta asignatura. Soy estudiante de Historia del Arte y reconozco que siempre queda poco tiempo en mi carrera para estudiar y profundizar en la Historia de los acontecimientos de la Humanidad. En mi opinión, si no se conocen ni se entienden bien los hechos, los personajes y las formas de pensar de cada época a lo largo de la Historia, no es fácil ni tampoco correcto estudiar un único campo, como es en mi caso el Arte. Y si pienso que la Historia del Arte no se entiende sin saber Historia, también creo que la Historia no se llega a comprender del todo sin saber Historia Económica o al menos el funcionamiento de los diversos campos económicos de las edades históricas. Como ya dije en una de mis primeras entradas del blog, considero que la Economía es la que mueve la Historia, ya sea desde el interés más egoísta de búsqueda del máximo beneficio con todas las consecuencias hasta una simple necesidad de subsistencia. Casi todos los hechos históricos tienen detrás un contexto económico.


Sin duda en la Edad Moderna se asistió a un notable desarrollo en todos los campos: en la ciencia, en las artes, en las formas de gobierno, ... y la Economía iba transformándose además en un campo cada vez más científico, convirtiéndose en objeto de estudio y análisis. Estos pequeños cambios (aunque cada vez mayores y continuos) producidos en la Economía fueron la base del tránsito del Feudalismo al Capitalismo. Por ello agradezco haber empezado esta asignatura estudiando las doctrinas económicas que se dieron en la época. Aquí es donde se ve cómo hay una búsqueda de nuevos sistemas económicos con el fin de encontrar unos beneficios mayores. Es llamativo ver cómo la Economía se teoriza, se hace más científica, pero por otro lado, creo que doctrinas como el mercantilismo no son más que lo gérmenes del afán de independencia y del enriquecimiento de los países a costa de otros. Esto ha ocurrido siempre pero en la era de los grandes descubrimientos de nuevas tierras, la situación se agravó aún más, pues todos querían dar el mayor bocado. En mi opinión, es cierto que "en teoría" podríamos haber hecho "un mundo mejor", pero creo que tal como es la condición del ser humano, de una forma u otra, se habría llegado a una situación parecida. Parece inevitable ese dicho que he oído alguna vez de que "para que haya riqueza en un lugar, debe haber pobreza en otro". Pero siendo algo más positiva, hay que reconocer que los intereses propios, aunque sean egoístas, son los que más hacen al hombre trabajar (resulta algo gracioso, pero yo diría que es cierto), y en muchos casos, el trabajo conjunto de muchos hombres "egoístas" ha creado grandes y positivos avances (aunque también los hay negativos) en la Historia de la Humanidad; al fin y al cabo, no solía ser un beneficio propio y exclusivo para ellos, sino para todo su país.


Reconozco que por mi completo desconocimiento de Economía antes de empezar esta asignatura, no me ha sido del todo fácil sacar una conclusión general del todo lo dado, aunque sí que estoy contenta, y sorprendida, de lo mucho que he podido aprender en tan poco tiempo, a pesar de haber empezado en mi caso desde la nada. Por ello, todo lo que puedo aportar son las nociones con las que una "inexperta" en el tema se ha podido quedar.


La agricultura. Es cierto que por ser la fuente más primaria de suministro de alimento es uno de los campos económicos más importantes. Pero, no sé si por vivir en el siglo XXI, en el que la pequeña agricultura ya sólo se ve en las "huertas de los pueblos" y ya todo es fábrica y venta al por mayor en grandes supermercados, siempre ha sido un campo al que le he dado poca relevancia. Sin duda no es más que una idea de total ignorancia, pues en este curso he podido observar las muchas riquezas que la agricultura generó en la Edad Moderna, tanto que incluso surgió una doctrina económica como la fisiocracia, que tuvo un gran interés por ella.
En cuanto a la industria y el comercio, lo que más me ha llamado la atención estudiar ha la forma como se fueron creando las fábricas y las compañías, una consecuencia más del aumento del territorio conocido, que aumentó las distancias entre los puntos del comercio. Fue además interesante observar cómo en la mayoría de los casos los comerciantes y agentes pertenecían a una misma familia. Es importante ver que la "familia" es un elemento que siempre ha tenido una gran fuerza; sin duda, la familia cuyos miembros se encargan de un mismo negocio, y dirigida normalmente por un pater capaz de unir, motivar e incluso solucionar conflictos para evitar la ruptura de ésta, es una de las mejores formas de producción de beneficios. Por ello observamos en la Edad Moderna cómo surgen mucho nombres de grandes familias como los Fugger, los Médici o los Welser, ejemplos de quienes, a pesar de sus diferentes intereses y lugares de procedencia, tenían un mismo propósito en común: mantener a la familia unida y en buenos puestos para asegurarse un nombre de prestigio. Así consiguieron que aún hoy sus nombres sean recordados.

En la Edad Moderna el Hombre tiene ambiciones y se lanza a la aventura, pero no de forma alocada arriesgando su vida, algo más común de la Edad Media, sino de manera inteligente y con el objetivo de sacar un mayor beneficio. Esta ilusión fue, a mi modo de ver, lo que le hizo llegar tan lejos.

Espero que este estudio de la Historia Económica de la Edad Moderna me sirva para comprender mejor la Historia del Hombre de esta época (que tendré que estudiar este cuatrimestre que viene...) y poder ver el trasfondo que se escondía en toda declaración de guerra, creación de nuevas leyes o tratado de paz.

Quiero dar las gracias a David y a todos los compañeros por haber contribuido a que una completa ignorante en el terreno de la Economía, haya podido quedarse con una idea bastante aceptable de lo que ésta significó para la Era Moderna.

Gracias y espero que os vaya todo muy bien:

Ana

viernes, 1 de febrero de 2008

LA EDAD MODERNA: TRANSICIÓN DEL FEUDALISMO AL CAPITALISMO

La Edad Moderna se puede contemplar desde el punto de vista y tomándola como un periodo de transición entre dos épocas bien distintas, la Edad Media y la Edad Contemporánea. Fue un periodo de evolución no muy largo (tres siglos) si lo comparamos con el tiempo que lleva el hombre sobre la tierra como tal. En ella se produjeron pequeños cambios sobre una base ya existente no sólo en materia económica sino también en la social y política. Si se produjo un cambio espectacular sobre todo lo demás y fue el descubrimiento de un nuevo mundo y la concepción de un mundo distinto a como se creía.

Para marcar el tránsito a la Edad Moderna tomaremos como fecha fundamental 1492, Europa descubre América. A nivel económico se convertiría en el mayor abastecedor de materias primas de Europa (plata para los sistemas monetarios, azúcar, café, cacao,...), en el mayor mercado europeo como consumidor de alimentos y productos manufacturados y por supuesto un nuevo territorio para vivir por parte de personas que buscaban seguridad, bien por huir de las persecuciones religiosas (ingleses y franceses) o bien para conseguir riqueza y un ascenso social (castellanos y portugueses).

Por ello es importante intentar parcelar las distintas áreas para poder establecer unas generalidades y decir que en esta época se sentaron las bases del capitalismo.

Comercio

El descubrimiento de América se produjo en un contexto de expansión comercial. Se caminaba hacia la consolidación de los mercados interiores europeos y el cierre de las rutas con Asia. Las rutas europeas se establecieron desde la Baja Edad Media (desde el s. XII) cruzándose en puntos importantes estableciéndose como centros económicos. En ellos se controlaban todos los productos destinados al comercio y la forma en la que se habían producido, bien fueran agrícolas bien manufactureros y se organizó el comercio de las nuevas tierras descubiertas, de forma directa como en Sevilla y de forma indirecta en Génova, Ámsterdam, Lyon y Amberes. Esto supuso una ampliación del mundo y sus rutas a nivel comercial y económico pero también influyó a nivel social, político, en las mentalidades, etc.

La ampliación de rutas amplió mercados. Aunque los hombres de esa época no fueran conscientes de ello, establecieron dos mercados, uno interno, más regional y otro externo más internacional.

Hubo un mayor intercambio de productos tanto en cantidades como en tipos de productos. Se comerciaba, por ejemplo, con:
- el grano, Holanda se convirtió en el “gran mercader” del trigo polaco-lituano,
- la lana y la seda, necesaria para producción textil,
- las especias, el vino, la sal y el aceite necesarios para la elaboración y conservación de los alimentos,
- los metales, el oro y la plata base de los sistemas monetarios y el medio de pago básico como referencia a la hora de adjudicar un valor a cada producto,
- los objetos manufacturados, como los paños, estambrados, cuchillos, aperos de labranza, herramientas, libros y otros como los objetos suntuarios (por ejemplo las obras de arte)

A esto habría que añadir los “nuevos” productos que se incorporan al comercio (s. XVI), los americanos totalmente desconocidos hasta entonces y otros asiáticos que se incorporan de forma tímida a las rutinarias vidas europeas, sobre todo en la segunda mitad del siglo XVIII. Son:
- el algodón, de más fácil hilado que la lana,
- alimentos como el arroz, los frutales, azúcar, leguminosas, patatas y el maíz. Estos cultivos propios de una “nueva agricultura” producto de la incorporación de costumbres alimenticias propias de otros continentes. Esta variedad confirma a los alimentos (incluido el grano) incorporado en los circuitos comerciales como materias con las que se puede especular pudiendo obtener a su vez beneficios, permitiendo a las zonas deficitarias de alguno importarlos.

Otro motivo de este desarrollo comercial fue por un aumento de la producción debido en gran medida al aumento de la población y de su poder adquisitivo, que aunque no fue mucho si lo suficiente como para provocar un aumento sostenido de la demanda a partir del siglo XV.

Agricultura

Mayoritariamente se mantuvo la producción en los cultivos extensivos cerealísticos para así poder garantizar la alimentación de la población. Pero hubo zonas en las que se intensificó, fueron preferentemente zonas de alta densidad poblacional como lo fueron los Países Bajos (polders[1]) y los Midlands ingleses (enclosures) a partir del siglo XVII. Hubo otras zonas como el Valle del Po, el norte de Francia y de España pero con consecuencias menores.

La base de esta intensificación estuvo principalmente en un mayor aprovechamiento de la tierra con una disminución del barbecho. Pero hubo otros elementos:
- apoyo de la ganadería para el abonado orgánico durante los barbechos o/y cultivos de forrajeras (trébol y alguna leguminosa), que llevó a un aumento y generalización del consumo de carne,
- mayor rotación y alternancia de cultivos,
- incorporación de nuevos cultivos: hortalizas, frutales, leguminosas, cereales y forrajeras para alimentar al ganado que posteriormente algunos se incorporarían a la dieta humana como el arroz, el maíz y la patata.

Estos productos, propios de una “nueva agricultura” que produce más y más variado, mejoraron la alimentación en general y supuso la base del aumento demográfico de la segunda mitad del siglo XVIII. Además, por su incorporación al mercado se obtuvieron beneficios que fueron invertidos de diversas formas, en la industria, comercio, en la agricultura, en ascensos sociales, etc.

Industria

La organización industrial varió desde el gremio medieval, corporativista y reglamentado hasta la fábrica, siendo lo más abundante las situaciones intermedias de pequeños talleres y de trabajo a domicilio. Este último fue el más se desarrollo en detrimento de los otros dos. Fue durante casi toda la Edad Moderna el más productivo y el más barato. El empresario mercader aunque obtenía las manufacturas de peor calidad, las obtenía más variadas y baratas con lo que se la abrió mayores mercados donde obtuvo mayores beneficios que en muchos casos se supo invertir en concentrar esa industria y mecanizarla.

Muy importante fue la aparición del algodón para la industria textil inglesa (s. XVIII) que facilitó la mecanización de los telares, aumentando la producción a costa de abaratar costes en mano de obra, a la vez que su concentración, dando empleo a toda la población rural que fue desplazada a la ciudad como consecuencia de los cercamientos. Esta fue la base de la I Revolución Industrial.

Este desarrollo industrial no sólo se produjo en el textil también lo fue la construcción, la metalurgia, la minería y la naval. Esta última fue necesaria por los viajes realizados a través de los distintos mares en busca de mercados y posteriormente de materias primas (a partir del s. XVIII). La construcción se desarrollo por el aumento de la población y en concreto de la urbana, que llevó al desarrollo urbanístico de las ciudades (embellecimiento de las ciudades: fuentes, estatuas, plazas…) y no sólo la construcción de casas, palacios, iglesias y demás edificios públicos.

También se desarrollaron fábricas y talleres relacionados con la fábrica de porcelanas, cristal y la metalurgia por el mayor uso de sus productos que ya no estaban exclusivamente reservadas a los estamentos privilegiados.

Banca

La banca evolucionó paralelamente al resto de los sectores y sobre todo del comercio. La ampliación de los mercados amplió las redes de información e intercambio y una economía en crecimiento “continuo y constante”[2] provocando una mayor seguridad ante el uso de los medios de pago y el crédito.

Se convirtió en la recolectora de los beneficios tanto de la agricultura, como de la industria y por supuesto del comercio, volviéndose a invertir en las mismas actividades o en otras. Buscándole un beneficio al dinero en si y por si mismo a través de su comercio, facilitando su circulación (aunque fuera de forma “ficticia”). El préstamo no sólo se hacía dentro de los sectores económicos también fuera como fue en esta época los préstamos a las monarquías y su inestimable colaboración a la formación del Estado Moderno para el desarrollo de sus políticas interiores y exteriores.

Formación del Estado Moderno

En el siglo XVI las economías de los reinos se basaban en las rentas del rey, los impuestos recaudados y los préstamos. La formación de estos reinos fue pidiendo más y más dinero y con más urgencia. Por eso por medio de la Ley se intervino en todas los sectores económicos, caracterizándose la Edad Moderna por el intervencionismo y por el proteccionismo de los propios productos frente a los foráneos. Había que obtener beneficios para ser reinvertidos en el Estado[3]. Se mantuvieron aduanas, portazgos, consumos y demás impuestos procedentes de los derechos señoriales pero se facilitó la movilidad de las mercancías, mercaderes y mercados más lucrativos para promover su expansión. Se mantuvo el control de las minas para la emisión de buena moneda. Se facilitó la colonización de nuevas tierras para cultivarlas o en busca de metales preciosos necesarios para los sistemas monetarios.

A partir de la segunda mitad del siglo XVII se comenzó a intervenir para potenciar la industria y el comercio. La Francia colbertista promovió el establecimiento de manufacturas y fábricas que se mantendrían durante todo el siglo XVIII y en Inglaterra se suspendieron los gremios para facilitar la expansión de talleres, formas indirectas de promover el empleo. También fue el periodo de mayor apogeo de los cercamientos, se colaboro y ayudo a las compañías mercantiles, por ejemplo las Guerras Comerciales Anglo-holandesas y la promulgación de las Actas de Navegación (1651[4]). Esta acta, en concreto, establecía que las mercancías importadas a Inglaterra debían venir en barcos ingleses y el 75% de la tripulación tenía que ser inglesa, esto fue en un momento en el que la mayoría de la flota inglesa estaba controlada por holandeses, luego había que proteger “lo inglés” frente a “lo holandés”.

A partir del siglo XV empezaron a establecerse las reformas legislativas referentes a los sistemas monetarios, créditos y medios de pago. Estas recopilaciones, en muchos casos fueron decisivas para el desarrollo económico. Fundamental fueron las reformas de los sistemas monetarios, la más importante fue la realizada por los Reyes Católicos, en Castilla y Aragón, en 1497 por la enorme trascendencia que tuvo en la Edad Moderna. Su primer objetivo, como en todas, fue la acuñación de buena moneda más adaptable a los sistemas de cambio, pero debido a la influencia de la Monarquía Hispánica y a la plata que vino de América, se convirtieron en monedas de referencia a la hora de los pagos internacionales. Se permitieron los intereses en los créditos (10-15%) y se legalizaron las letras de cambio autorizándose como dinero y sirviendo como justificantes de pago ante los tribunales si fuera preciso. Todo esto permitió la circulación del dinero.

Teorías económicas

Esta fue la época de la aparición de las “grandes” teorías económicas. La más importante por su influencia en la actualidad fue el liberalismo económico descrita por Adam Smith en Investigación sobre la naturaleza y las causas de la riqueza de la naciones (1776), la cual fue posible gracias a las influencias de otras teorías y pensamientos económicos anteriores, la fisiocracia, el mercantilismo y todo el pensamiento económico escolástico medieval.

El liberalismo económico como base del capitalismo estableció:
- reconocimiento de la propiedad privada.
- Organización y coordinación entre todos los participantes en las transacciones económicas, productores, vendedores, compradores, empleados, etc,…
- Libertad en la circulación de los productos. Esto suponía suprimir aduanas que a su vez disminuía los costes aumentando la productividad. Esto fue una clara influencia de la fisiocracia de Quesnay (s. XVIII) con el lassez faire. Suponía a su vez estar en contra de todo intervencionismo y proteccionismo por parte del Estado como proponían los mercantilistas (ss. XVI-XVII), fomentar el comercio y así entre todos conseguir una balanza comercial positiva, en la cual las exportaciones fueran mayores que las importaciones y evitar la fuga de metales. Esta última cuestión fue fundamental para los mercantilistas, ya que era la única manera de evitar que los metales salieran del país.
- La agricultura como gran generadora de riqueza pero con diferencias respecto a la fisiocracia. Esta la elevó a única actividad generadora de riqueza y beneficio luego única actividad que tenía que pagar impuestos. Confirmó a los alimentos como unas mercancías más, adquiriendo carácter especulativo. La segunda diferencia fue basar la producción económica en la estructura social reforzando el sistema según la propiedad de la tierra, sistema social de antiguo régimen. El liberalismo proponía un cambio en la estructura de la propiedad (nueva sociedad) o en la actitud de los propietarios, aumentando inversiones y trabajo para aumentar beneficios y disminuir el número de rentistas.
- La búsqueda de la maximización del beneficio. Para los librecambistas la riqueza era ilimitada y cada uno podía gestionarse como quisiera mientras para los mercantilistas (Malynes, Mun, Misselden) esta era limitada, por eso para ellos equilibrar la balanza comercial o que fuera positiva fue fundamental porque la riqueza que uno perdía la ganaba otro y esto era a través del acumulo de metales preciosos (para ganar había que retener) mas que por lo producción en la que se basaban fisiócratas y librecambistas.

Importantes fueron los arbitristas españoles (Luis Ortiz, Azpilicueta, Domingo de Soto y Tomás de Mercado entre otros), que fuera de marcar una clara teoría económica fueron fundamentales para el desarrollo de las mismas, puesto que reflejaron la economía de su época. Describieron las consecuencias de la especulación, la abundancia de moneda, el aumento de la presión fiscal, el exceso de ostentación, la falta de ahorro y de inversión de los beneficios obtenidos. Para ellos para conseguir un desarrollo económico óptimo había que favorecer la formación y educación de la población (Jovellanos).

Conclusiones

En la Edad Moderna económicamente fue el tránsito del feudalismo al capitalismo por los cambios estructurales que en ella se produjeron. A nivel económico:
- fortalecimiento de la propiedad privada frente a la comunal,
- aumento de las transacciones comerciales debidas a un aumento del consumo de la población en general por cambios de hábitos, gustos, necesidades,…, abarcando la especulación comercial en todos los sectores,
- internacionalización de las redes económicas. Comercio y circulación de capitales a nivel “global”,
- búsqueda de la maximización del beneficio a través de dirigir la producción para satisfacer las demandas de la población,
- separación entre los medios de producción y el trabajo (sistema de trabajo a domicilio y la fábrica, un empresario pone el dinero y la técnica y otros trabajan),
- desarrollo de un mercado interno y de un externo colonial basado en la explotación para la obtención de materias primas, transformación industrial en la metrópoli para posteriormente venderse en los mercados coloniales, (esto se desarrollará en el siglo XIX pero empezará en esta época),
- consolidación del Estado Moderno a través de las políticas intervencionistas y proteccionistas, buscando una proyección interior y otra exterior.

Estos cambios fueron básicos para el desarrollo a finales del siglo XVIII en Inglaterra de la Revolución Industrial y su posterior influencia en Europa en el XIX. Esto conllevó importantes cambios en el resto de las áreas, aunque no fueron en exclusividad por influencia económica. A nivel social, desaparecería la sociedad estamental por una sociedad de clases basada en la situación económica en la que las elevadas clases económicas (burguesías) alejadas del poder por pertenecer al tercer estado reclamarán su puesto en el Estado después de su servicio al mismo y sus derechos, produciendo las revoluciones liberales del siglo XIX[5]. El establecimiento de las relaciones internacionales del XIX como búsqueda de modelos coloniales (búsqueda de lugares de explotación y nuevos mercados) y afirmación de identidades nacionales en base a la unión de mercados o territorios por políticas económicas (unificaciones alemana e italiana).
Mª Aránzazu Redondo Alonso

[1] Formas de distribución de la tierra. En el caso de Holanda, los polders eran las parcelas desecadas con abundantes limos y muy productivas y en el de Inglaterra, los enclosures o cercamientos, fue el proceso por el cual la tierra comunal se privatizó. En ambos casos fueron tierras que se pusieron en cultivo y de forma productiva.
[2] Se producían crisis de subsistencia y quiebras con asiduidad pero estas cada vez eran más cortas y su periodicidad disminuía, globalmente se podría considerar que hubo un pequeño crecimiento sostenido aunque no comparable con los de las economías actuales.
[3] La reinversión era en las propias políticas estatales para su expansión política. No tenían un objetivo de buscar beneficio para su inversión por ejemplo en la sociedad.
[4] Es la primera de las Actas que firma el Parlamento británico fue la causa de la Guerra Comercial. Posteriormente se firmaron más.
[5] Se podría considerar como las primeras revoluciones las burguesas de Independencia de las Trece Colonias (futuros EEUU) (1776) y la Revolución Francesa (1789).

jueves, 17 de enero de 2008

LOS SECTORES DE LA "PROTOINDUSTRIA"

El término protoindustria hace referencia a la industria anterior a la Revolución Industrial. Esta se caracterizó por las escasas zonas de concentración mecanizada, ausencia prácticamente de mecanización y el uso de la energía animal o/y humana.

En el sector más básico, el referente a la alimentación no hubo industrias importantes. Destacaría en la segunda mitad del s. XVIII las factorías de salazón de pescados situadas en la fachada atlántica del continente europeo como el Escocia, Noruega, Holanda y Galicia en España.

El textil fue por excelencia la industria de la época aunque no fuera la única. Hasta el s. XVI, incluido, destacó la manufactura en los centros urbanos del norte de Italia (Florencia), Flandes (Brujas, Amberes), Inglaterra (Londres) y Castilla (Segovia, Valladolid). En ellas se elaboraban paños de elevada calidad a base de lana para cardar. También se elaboraban los lienzos, los cuales no sólo eran necesarios para el vestir sino que también se empleaban en la fabricación de lonas y velas para los barcos, esta industria estuvo muy presente en las zonas anteriores y en el norte de Francia. Esta industria de paños y lienzos es conocida por los distintos autores como la viejas pañerias que competirán a partir del último tercio del s. XVI con las nuevas pañerías. Estas nuevas fábricas estaban basadas en los tejidos “estambrados” (bayeta, sayal y estameña principalmente). Estas telas elaboradas con lana fácil de hilar, menos abatanadas que las hacía más ligeras, más fáciles de tintar y por supuesto más baratas que fue lo que hizo que tuvieran una rápida aceptación entre la población europea a pesar de su inferior calidad. También necesitaban menos inversión en cuanto a su fabricación porque se podían realizar en cualquier lugar. Esto contribuyó a la expansión del trabajo a domicilio que a la vez las ayudo a ser más baratas. Estas telas cambiaron en gran medida los gustos y los consumos en cuanto a vestido de los europeos. Una multitud de gama de colores y nuevos tipos de prendas llegaron a casi todos las “clases” sociales.
El cáñamo en el norte del Imperio también obtuvo un gran desarrollo gracias al aumento de la navegación y del número de barcos ya que se empleaba en el tejido de cuerdas (también para el ejército).

La construcción se vio impulsada por unas clases dirigentes que querían demostrar su poder a través de la construcción de palacios, iglesias, decoración interior de sus casas con distintas obras de arte (pintura y escultura). Las autoridades municipales desde la Baja Edad Media contribuyeron a esta industria con la construcción de los Ayuntamiento, Lonjas, Plazas para establecer los mercados para vender estos productos manufacturados como por ejemplo: Amberes, Brujas, Amsterdan, Bruselas, París, Madrid, Roma, Florencia, Valencia, Barcelona,…Se empezaba a trazar un nuevo urbanismo que se abría a ampliar los espacios de reunión frente a las estrechas calles de las ciudades medievales tradicionales. Pero el gran despegue del urbanismo se dio en el transcurso del siglo XVIII con la construcción de amplias avenidas como por ejemplo el urbanismo de Villanueva en Madrid. A esto hay que añadir que se seguían construyendo y reparando casas e iglesias debido en principio al aumento de población sobre todo urbana del siglo XVI. Estamos en la época donde comienzan los grandes mecenazgos a artistas y empezará de la mano de los industriales, mercaderes y banqueros como por ejemplo hicieron los Medici en Florencia pero que también copiaron monarcas como la Casa de Austria en la Monarquía Hispánica. Desarrollando una industria suntuaria del arte y la decoración (porcelanas, vidrios,…), la maderera para las vigas y la construcción de andamios y casas de madera en el norte de Europa y la cantería para los sillares y tejados (construcción en piedra).

En una época de amplios descubrimientos geográficos y de un comercio de ultramar que cada vez era más mundial, no nos podíamos olvidar del medio básico de transporte, el barco. Se ampliaron y multiplicaron los astilleros. Si en el tránsito a la Edad Moderna los principales astilleros se encontraban situados en la Península Ibérica (XVI), como los de Andalucía o los de la Cornisa Cantábrica, dónde se desarrolló el galeón, barco de navegación de altura pero con gran tonelaje y que le permitía a la vez armarse. A lo largo de la misma en el XVII se extienden astilleros que construían barcos de gran calidad en toda la fachada atlántica del continente como en Burdeos, Nantes, SO de Inglaterra y por supuesto Holanda que con el desarrollo del “filibote”, carguero más rápido y ágil en la navegación de altura que el galeón y con mayor capacidad para armarse. El hecho de que los holandeses surcarán los mares con el comercio y el contrabando en este barco les valió el apodo de “mendigos del mar”. Esta industria de la construcción naval llevó al desarrollo de otras industrias como las del tejido del cáñamo para cuerdas, el lienzo para velas y lonas que había perdido terreno con los “estambrados” y de la maderera para las tablas, mástiles, gavias, etc.

La ampliación de la metalurgia. Se paso del pequeño taller del herrero a los altos hornos. Estos hornos conseguían más altas temperaturas con lo que el hierro se fundía mejor y permitía ser mejor forjado. Aunque se mantuvieron los fuelles mecánicos, movidos con energía hidráulica, aparecieron los rodillos de laminado, alambreras y cortadoras que permitían cortar mejor el metal. Esto contribuyó a su extensión en el uso a herramientas, cubiertos, piezas de ensamblaje para barcos y carros. La metalurgia se vio muy desarrollada en el siglo XVII y XVIII por el ambiente bélico de Europa: la Guerra de Flandes, de los Treinta Años, Devolución, Sucesión Española,…
El impacto dinamizador que tuvo la guerra sobre la economía de esta etapa fue muy importante. Es cierto que contribuyó en gran medida a la “destrucción” de Europa pero no sólo desarrolló la metalurgia con la fábrica de armas metálicas (cañones, por ejemplo), también el empleo del textil para los uniformes, (en su mayoría elaborados por sistema de trabajo a domicilio, que desarrollo la industria interior alemana), barcos armados para el traslado de tropas y la vigilancia de mares y costas y sobre todo la reconstrucción de las ciudades centroeuropeas[1].

Evolución temporal y geográfica

Geográficamente hubo un cambio sustancial en la distribución industrial. Si al comienzo de la Edad Moderna los núcleos industriales y económicos se encontraban en el norte de Italia y Flandes, al final de la misma se atlantizarón por la influencia del nuevo mundo, situándose en Holanda e Inglaterra.

La evolución principal se desarrollo en base al cambio de la demanda por los cambios de gustos y por la aparición de nuevos productos, en su mayoría más baratos (los estambrados). Las “clases” elevadas seguían con su gasto suntuario de otras épocas pero con la mejora económica y el aumento del poder adquisitivo de una minoría del tercer estado junto con sus ganas de emular a los estamentos superiores llegaron a adquirir productos hasta esa época inalcanzables como libros, relojes, porcelanas, vidrios,… Eso no evito que la mayoría de la población siguiera manteniendo una economía autarquica basada en los gastos mínimos para subsistir: alimento, vestido, alojamiento y las herramientas del trabajo.
Aránzazu Redondo
BIBLIOGRAFÍA
- Kriedte, P.; Feudalismo tardío y capital mercantil: líneas maestras de la historia económica europea desde el siglo XVI hasta finales del siglo XVIII, Barcelona, 1987.
- Sella, D. Las industrias europeas (1500-1700). En: Cipolla, C.M. Historia económica de Europa, siglos XVI y XVII. Ed. Ariel Historia, Barcelona, 1979, pág.:238-276.
- Schultz, H.; Historia económica de Europa: 1500-1800. Artesanos, mercaderes y banqueros, Madrid, 2001.
- www.artehistoria.jcyl./histesp/contextos.htm Artículos:
- Fernández, Roberto, La industria del siglo XVIII
- El artesanado urbano
- La pervivencia y la crisis gremial
- La preindustrialización

[1] Kriedte.

jueves, 20 de diciembre de 2007

LA ORGANIZACIÓN INDUSTRIAL EN LA EDAD MODERNA

La industria en la Edad Moderna no estaba muy extendida cuando la base económica era la agricultura y esta era de autoconsumo. Pero será en esta época cuando empiecen a desarrollarse ciertas formas de transformación de las materias primas y formas primitivas de concentración de las mismas que serán básicas para la aparición de la Revolución Industrial.

Este aumento en la actividad industrial se ve debido a un aumento importante de la demanda como consecuencia de un aumento de la población que se estaba arrastrando desde la Baja Edad Media, que supuso un aumento de la demanda de productos como por ejemplo, los textiles. Esta demanda también se vio alterada por un cambio en los gustos producido en su mayor parte por un pequeño aumento de los recursos económicos de las familias.

Formas de organización industrial

La forma básica fue el gremio. Este ya existía desde la Baja Edad Media en las ciudades. Eran asociaciones jerarquizadas y reglamentadas de artesanos. Sus miembros se dividían en maestros (dueño y “director” del taller), oficiales (empleado asalariado) y aprendices. Tenían el monopolio del producto, debido a que reglamentaban las materias primas a usar, la calidad, la producción, los salarios y condiciones, evitando así la competencia entre los distintos talleres. Pero no sólo su actividad era industrial, también formaron las cofradías y demás asociaciones que regían la vida de las ciudades, fiestas, gobierno municipal, recaudación de impuestos, etc. Además tenía una función social importante, se encargaban del mantenimiento de los ancianos, viudas, hijas solteras y demás personas de su grupo que no estuvieran al cargo de una familia.

Su gran difusión se produjo durante el s. XVI, al calor del gran desarrollo y expansión de este siglo. Importantes fueron en Italia, Países Bajos y España. Durante el s. XVII sufrirán un retroceso importante y más particularmente en zonas de gran dinamismo económico (Países Bajos e Inglaterra) estos perderán parte de su influencia en el gobierno municipal como rectores de la vida económica de la ciudad aunque se seguirá manteniendo la asociaciones aunque no de una forma tan rígida, debido en gran parte por la relación del verlagsysem (Shultz). Sin embargo en el s. XVIII se verán en gran medida fortalecidos de nuevo gracias a la intervención de las monarquías, las cuales se apoyarán para facilitar la recaudación de impuestos, regular y controlar las economías municipales (también nacionales) de ahí la importancia de los cinco Gremios Mayores de Madrid o el gremio de orfebres de Londres (De Roover, Parker).

El verlagsystem o trabajo a domicilio era otro sistema de desarrollo industrial. Se basaba en el trabajo como oficio secundario de artesanos rurales y campesinos. Para ello era necesario una persona con capital (“mercader-empresario”) que se encargara de repartir las materias primas, instrumentos de trabajo (si fuera necesario) y de recogerlas posteriormente para venderlas en los mercados. Esto constituyó un sistema de industria dispersa que ofrecía una serie de ventajas frente al gremio. Supuso una liberalización del mercado al introducir productos desiguales de inferior calidad a los producidos por los gremios. Producción a menor coste porque la mano de obra y las instalaciones al estar en el ámbito rural eran más baratas, pero que elevaron las ventas y los beneficios, produciendo un aumento importante del comercio (Kriedte).

La manufactura era una producción industrial de Antiguo Régimen la cual estaba concentrada por el “empresario” del trabajo a domicilio, poniendo él taller.

Protoindustria

Hace referencia principalmente a toda esa industria dispersa rural que se desarrollará sobretodo a partir del s. XVII a través del trabajo a domicilio. Lo hará en medida porque favorece a la mano de obra rural, el campesino que será su oficio secundario y que garantizaría unos ingresos. El “mercader-empresario” obtenía mayores beneficios al estar bajo un sistema de producción más elástico y que escapaba de las reglamentaciones de los gremios. Este desarrollo de la industrial rural fue muy importante en el Imperio tras la Guerra de los Treinta Años, ya que los centros productores principales, las ciudades, quedaron destruidas, aunque se dio en toda Europa (Kriedte).

Aunque se han expuesto las formas principales de organización de la producción industrial, en el Antiguo Régimen no se dieron de forma tan cerrada, ya que entre ellas estaban interrelacionadas. En muchas ocasiones el “mercader-empresario” del trabajo a domicilio podía ser el maestro de un gremio que para aumentar su producción la desplazaba al campo y la comercializaba en otras ciudades.
Aranzazu Redondo
BIBLIOGRAFÍA
- Kriedte, P.; Feudalismo tardío y capital mercantil: líneas maestras de la historia económica europea desde el siglo XVI hasta finales del siglo XVIII, Barcelona, 1987.
- Schultz, H.; Historia económica de Europa: 1500-1800. Artesanos, mercaderes y banqueros, Madrid, 2001.
- www.artehistoria.jcyl./histesp/contextos.htm Artículos:
- Fernández, Roberto, La industria del siglo XVIII
- El artesanado urbano
- La pervivencia y la crisis gremial
- La preindustrialización

lunes, 17 de diciembre de 2007

LA AGRICULTURA EUROPEA DEL S. XVIII: ¿REVOLUCIÓN AGRÍCOLA?

[1]

Básicamente en la agricultura de este siglo y en Europa se van a mantener las características con las particularidades ya mencionadas en entradas anteriores. Por eso intentaremos dar unas conclusiones de los cambios que se produjeron a finales del siglo XVIII en la agricultura a raíz de los cambios en siglos anteriores y como se presentaba el panorama para la entrada en una nueva era basada en la mecanización.

La historiografía y concretamente la británica ha presentado estos cambios como la Revolución Agrícola. Actualmente hay mucha controversia en cuanto al tema, quedando de manera global la presentación de unos cambios importantes producto de la continuidad y que se darán más en unas zonas que en otras[2].

No se considera que hubiera una revolución en gran medida porque la producción cerealística en general se mantuvo. Si es verdad que aumento en relación al siglo XVII, fue un mal siglo para los cereales muy vulnerables a los cambios climáticos (microglaciación de finales del s. XVI) y a la situación de guerra continua que se vivió en el centro de Europa (Guerra de los Treinta Años). Una vez concluidos estos procesos y tras unos años de recuperación, se produjo una producción aumentada y sostenida aunque sin obviar las oscilaciones típicas del Antiguo Régimen. Principalmente producida por una regularización de las cosechas, que según Le Roy-Ladurie se produjo un aumento de entre el 25 y el 40%[3]. Aunque el escollo principal para la revolución será el que se mantienen las estructuras de la propiedad que reflejan una realidad social muy difícil de cambiar. El resto en cuanto a sistemas de cultivo, técnicas, cultivos, etc. se mantiene a grandes rasgos, aunque no hay que obviar de muchos de ellos tras estar aplicándose durante un siglo, evolucionaran antes o después.

A pesar de todo lo anterior, no se puede obviar que en este siglo hubo cambios establecidos y en cierta medida asentados como en los Paises Bajos e Inglaterra. Aparece un cambio de mentalidad, hay políticas y leyes para incentivar esta innovación y en cierta medida es por la influencia de la fisiocracia, (doctrina económica que considera a la agricultura como la única generadora de riqueza). Por ejemplo en España se plantea la necesidad de reformar el sector agrario y habrá múltiples propuestas, entre ellas la más destacable será el Informe sobre la Ley Agraria (1794) de Jovellanos. En este informe se insiste en cambiar la estructura de la propiedad de la tierra (cercamientos y oposición al latifundismo concentrado o/disperso), la liberalización del comercio (influencia de Adam Smith), mejora técnica y de infraestructuras[4]. Esto fue influenciado en gran medida por el proceso de las enclosures o cercamientos producidos en Inglaterra tras la intervención del Parlamento en 1760, en un proceso que duraría hasta 1815. Este procedimiento facilitó la intensificación, la inversión al ser un bien individual se favorecía el interés personal al igual que cuando el campesino arrendatario era partícipe de una proporción de los beneficios. Pero tuvo la firme oposición de las oligarquías rurales y de la Iglesia sectores muy conservadores y desfavorecidos con el reparto y privatización de las tierras comunales.

Fue una época de desarrollo en las infraestructuras agrarias, aparecen zonas de regadío (Valle del Po, Italia, Valencia), se mejoran las técnicas de drenaje y desecación de marismas (Holanda, Inglaterra, Italia, España). Nuevos sistemas/alternancia de cultivos buscando la disminución o/y desaparición del barbecho y adaptando el terreno, clima y tierra al cultivo buscando la mayor producción (agricultura convertible y agricultura alternante o sistema Norfolk). Sección de semillas y especies para aumentar la producción y la resistencia. Esto será más evidente en cuanto a la ganadería en las cuales aparecerán vacas con mayor producción lechera (cruces de vacas inglesa con la vaca frisona y holandesa) y producción ganadera para el consumo de carne, siendo estos sacrificados en su momento de mayor peso en carne.

Se produce la consolidación de cultivos introducidos anteriormente como el maíz, la patata y el arroz (maíz y patata en la fachada atlántica del continente y el arroz en las zonas húmedas del Mediterráneo). Estos alimentos junto con la carne y la leche contribuirán a disminuir la incidencia y duración de las crisis de subsistencia llevando a un aumento pequeño pero sostenido de la población europea en la segunda mitad del s. XVIII[5]. Cambios en los hábitos de consumo aumentará la producción de tabaco, vino (aparece el brandy), aceite y fruta. Estos dos últimos se producirán más en la cuenca mediterránea extendiéndose el cultivo de frutales a zonas del norte de Italia (Valle del Po) y de España (Cataluña y Valencia). Sin olvidar otros cultivos como los industriales (cáñamo, lino, algodón, morera,…) y las huertas.

En conclusión, la agricultura se transformó de forma importante en algunos lugares, que parecieron islotes dentro del mar europeo. Estas transformaciones se dieron en los lugares en los que había una gran tradición comercial, de innovación, y en donde la densidad poblacional era alta y hacía necesaria esa transformación para producir más alimentos. Fueron Inglaterra, Holanda y el norte de Italia. En el resto de Europa (España, Francia, Rusia y centro Europa) de forma general no se produjo debido a la fuerte oposición de las oligarquías y de la Iglesia, aunque si hubo innovaciones regionales muy particularizadas. Esta innovación contribuyó al aumento de la población y de capital que se invertirá posteriormente en la industria y dará lugar a la Revolución Industrial.

BIBLIOGRAFÍA: - De Maddalena, A.; La Europa rural (1500-1750) y Kellernbez, H.; La técnica en la época de la Revolución Científica (relativo al sector agrario). En: Cipolla, C.M.; (ed): Historia económica de Europa en el ss. XVI y XVII. Barcelona, (1979).
- Distintos artículos relacionados con la agricultura y ganadería de la pág. Web: www.artehistoria.jcyl.es/historia/contextos.htm. Estos son:
- Fernández, Roberto. La agricultura en el s. XVIII y La agricultura en el s. XVIII.
- La agricultura del Antiguo Régimen. (s.XVIII)
- Continuidad estructural.
- La producción agraria
- ¿Revolución agrícola?

[1]Parte del título tomado del artículo titulado ¿Revolución Agrícola? En: www.artehistoria.jcyl.es/historia/contextos.htm
[2] Ver entradas de la agricultura en los Paises Bajos e Inglaterra.
[3]Datos obtenidos de La producción agrícola. En: www.artehistoria.jcyl.es/historia/contextos.htm
[4]Lynch, John, El siglo XVIII. Barcelona (1989) y ¿Revolución agrícola? En: www.artehistoria.jcyl.es/historia/contextos.htm
[5] De Maddalena, A.; La Europa rural (1500-1750) y Kellernbez, H.; La técnica en la época de la Revolución Científica (relativo al sector agrario). En: Cipolla, C.M.; (ed): Historia económica de Europa en el ss. XVI y XVII. Barcelona, (1979).

martes, 11 de diciembre de 2007

LA AGRICULTURA EN INGLATERRA

Acabamos de ver cómo los Países Bajos jugaron un papel destacado dentro de la agricultura de la Edad Moderna. Sin embargo, es la agricultura inglesa de esta etapa la que inspiró el término de “Revolución Agrícola” del siglo XVIII.


La agricultura de Inglaterra se hallaba sujeta a un clima húmedo pero relativamente suave. Se desarrollan nuevos cultivos: la patata, la zanahoria, la col, ... En el norte de la isla, los cultivos eran principalmente cerealísticos, especialmente de centeno, aunque también se cultivaban judías en rotación.


El sistema de cultivo más utilizado fue el de “infield-outfield” (campos próximos – campos lejanos). En los campos próximos se cultivaba cebada, avena y legumbres, formando ciclos de rotaciones bienales, trienales y cuatrienales. Los campos lejanos se reservaban para la avena mientras se alcanzase un alto rendimiento, y después se dejaba para pastos.


Aunque también desarrolló la desecación de tierras, Inglaterra va a optar por modificar la disposición de la propiedad de la tierra, con el fin de conseguir rendimientos mayores. Para ello se realizarán los llamados “Enclosures”, cercamientos que sustituyeron el clásico paisaje de "openfields" o campos abiertos. Los “Enclosures”, junto con la confiscación de propiedades de las comunidades monásticas suprimidas tras la Reforma, introdujeron un aumento de la extensión de las grandes propiedades y una variación en las relaciones entre terratenientes y campesinos. La sociedad rural tendió hacia una estructura de tres niveles:

1) los terratenientes propietarios de su tierra
2) los agricultores arrendatarios que cultivaban tierras sin poseerlas
3) los trabajadores agrícolas que no tenían tierra alguna.


También la venta de estas propiedades modificó en gran medida la estructura agraria y social de Inglaterra. El aumento de los precios y de la producción, hicieron que la vieja aristocracia más que comprar, vendiera las tierras. Así surgió un nuevo tipo de clase social denominada “gentry” , formada por propietarios sin título de nobleza que consiguieron enriquecerse gracias a la llegada de la nueva burguesía capitalista y a la suerte de unos pocos campesinos que consiguieron una buena cantidad de tierra.


Sin embargo, la crisis de 1640 y las guerras civiles, además de producir un aumento de la carga fiscal, hizo que los precios oscilaran hasta caer a finales del siglo XVII. Un gran número de pequeños propietarios de tierras se trasladó a las ciudades, dejando sus explotaciones en manos de arrendatarios, y muchos terratenientes comenzaron a expansionar sus propiedades mediante la adquisición de explotaciones campesinas.
Este es el principio del proceso de disolución gradual del campesinado inglés, el cual se manifestaría ya en la segunda mitad del siglo XVIII desembocando en la Revolución Agrícola de Inglaterra.
De Maddalena, Aldo, “La Europa rural (1500-1750)”, en Historia Económica de Europa (2) Siglos XVI y XVII, Carlo M. Cipolla, ed. Barcelona 1979
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Ana B.

LA AGRICULTURA EN LOS PAÍSES BAJOS

Tras un primer retroceso de la agricultura en los años sesenta y setenta del siglo XVI, los Países Bajos florecieron durante todo el período de 1590 a 1670. Más tarde sufrirían una nueva caída, permaneciendo estancada hasta mediados del siglo siguiente.

Los agricultores flamencos y holandeses lograron desarrollar técnicas avanzadas que dejaron atrás los sistemas tradicionales. La agricultura se intensificó y los barbechos desaparecieron para dejar paso a novedosas técnicas de rotación en las que el cereal alternaba con las leguminosas, las plantas forrajeras y cultivos especializados. Entre éstos hay que contar los cultivos industriales como el lino, el cáñamo, el lúpulo y la rubia, empleados como materia prima en la desarrollada industria textil de la región. También el cultivo del tabaco resultó importante en el norte de los Países Bajos.

Una de las técnicas mejor desarrolladas por los holandeses fueron las desecaciones de tierras, denominadas “polders”. Consiste en aislar por medio de diques un espacio cubierto por el mar, permanentemente o durante la marea alta. La desecación se realiza mediante el bombeo hacia el mar del excedente de agua de la cubeta artificial resultante, construyendo a continuación una red de drenajes y canales que avenen las aguas pluviales y eviten el encenagamiento de los suelos. Los “polders” se efectuaron fuertemente cuando los precios de la producción agrícola estuvieron en alza, y quedaron inactivos cuando éstos cayeron.

El modelo agrícola holandés es necesario comprenderlo en el contexto de una economía avanzada en la que el alto índice poblacional, la intensidad de la urbanización, la ausencia de trabas señoriales, el grado de capitalización de la economía y el desarrollo industrial constituyen factores de importancia. Las variables técnicas no resultan, por tanto, autónomas respecto a las de naturaleza socio-económica. De hecho, existen acontecimientos bastante llamativos que modificaron el desarrollo agrícola de los Países Bajos:

En la ciudad de Harlingerland1 (en Frisia oriental), entre 1637 y 1648, la agricultura restó mucha importancia a la ganadería, que quedó relegada a un papel más secundario. La razón fue por las normas de reclutamiento bélico que existían durante la ocupación militar, las cuales se basaban en el número de cabezas de ganado que poseyera cada campesino. Sin embargo, al este de Lieja, en la zona de Herve, la prohibición de la exportación de cereales (con objeto de satisfacer las necesidades de la densa población del sur de los Países Bajos) hizo que los campesinos convirtieran en pastos las tierras que antes cultivaban. Personalmente me parece muy llamativo este hecho, pues demuestra la gran cantidad de causas sociales y políticas que podían influir en el desarrollo de la agricultura.

Aunque sin duda, la orientación de la agricultura hacia el mercado fue lo que mejor caracterizó a estos países. Destaca especialmente el comercio del cereal:
Hacia mediados del siglo XVI, el mercado de grano de Amsterdam obtuvo el predominio sobre toda la zona de los Países Bajos. Durante los siglos XVII y XVIII, fue la famosa lonja de granos de la metrópoli holandesa la que fijó los precios del grano en Europa. Este comercio era considerado como “la fuente y raíz de todo el comercio de este país”. Además, este mercado contribuyó en gran medida a la industria de construcción naval holandesa, así como a otras industrias menores, y al aumento de puestos de trabajo para la carga y descarga, construcción de almacenes, cuidado del grano, etc.

Las regiones flamencas lograron el máximo desarrollo agrícola alcanzado en este período. También Inglaterra alcanzó un progreso considerable (como veremos en la siguiente entrada del blog), pero sin duda, parte de este progreso fue debido a la inspiración obtenida por el ejemplo de Holanda.

Ana B.


1. De Maddalena, Aldo, “La Europa rural (1500-1750)”, en Historia Económica de Europa (2) Siglos XVI y XVII, Carlo M. Cipolla, ed. Barcelona 1979, p. 245
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